El 1 de septiembre de 1939 el ejército nazi invadió Polonia; se iniciaba la II Guerra Mundial. Ese mismo día, el gobierno nazi elaboró un decreto en el que se calificaba a las personas con problemas de salud mental y a las que tenían algún tipo de discapacidad como “seres indignos de vivir”. Su firma por parte de Adolf Hitler, en octubre de 1939, puso en marcha todo un proceso de exterminio. El Programa de Eutanasia Aktion T4 tomó su nombre del antiguo Cuartel General T4, situado en la calle Tiergartenstrasee 4 de Berlín, donde se planificaron y perpetraron los asesinatos sistemáticos de personas enfermas catalogadas como incurables. Esta exposición parte de un proyecto diseñado por la corporación sin ánimo de lucro Pinel gGmbh, institución que trabaja en Berlín con personas con problemas de salud mental, sin perder de vista la consecución de una sociedad cada vez más inclusiva. Ha sido supervisada por el “Memorial y Centro de Información T4” en colaboración con la “Fundacion Monumento a los judíos de Europa asesinados”.
EUGENESIA Y EUTANASIA. OPERACIÓN T4. LOS AUTOBUSES GRISES
El estado nacionalsocialista aspiraba a una sociedad sana y uniforme siguiendo criterios racistas. Para lograrlo, aparte de otras medidas relacionadas con la pureza racial, abogaban por esterilizar a las personas catalogadas como enfermas psíquicas y con deficiencias mentales. La eugenesia pasó a contar con numerosos partidarios en el ámbito científico. En los desfiles y concentraciones nacionalsocialistas se manifestaba la idea de una “Volksgemeinschaft” étnicamente libre de cualquier enfermedad.
“El Estado popular tiene que velar por que solo aquellos que estén sanos puedan procrear hijos; que no hay mayor vergüenza que aquella de que a pesar de las enfermedades y las taras propias se traigan hijos al mundo”. Fuente: Adolfo Hitler, “Mi lucha”, 1924. P. 446.
EL COMIENZO DE LA GUERRA DE EXTERMINIO: ASESINATO DE PACIENTES EN POLONIA
El ataque a Polonia marcó el comienzo de la matanza de enfermos. Unidades de las SS y del ejército alemán ocuparon las clínicas psiquiátricas y los hogares de ancianos. Los pacientes fueron asesinados a tiros en los bosques aledaños o en furgonetas de gas. No pocos fueron trasladados a Auschwitz, donde serían asesinados.
“Ya que como alemán no puedo soportar la mirada de un judío, se podrá entender que tampoco quisiera alimentar a ese judío”. Dr. Starke, médico alemán de Kobierzyn, en una carta al Dr. Kroll, 1942.
Entre enero de 1940 y agosto de 1941, fueron asesinadas unas 70.000 personas en las cámaras de gas. Hasta el final de la guerra murieron otras 200.000 personas más de hambre o asesinadas con medicamentos, a las que habría que sumar un número indeterminado de personas incapacitadas para el trabajo, presos enfermos y personas que realizaban trabajos forzados en los campos de concentración. Las personas judías con discapacidad o con enfermedad mental fueron estigmatizadas por partida doble. Por ser judíos eran considerados de una raza inferior y por ser personas con problemas de salud mental o con discapacidad fueron difamados por tener “vidas indignas”.
EUTANASIA INFANTIL. MUERTOS CON SU OSITO DE PELUCHE
“Habrá que reconocer que es más humano liberar a los niños idiotas de su desgracia que permitir que vegeten para suplicio de sus familiares”. Fuente: Der Spiegel 8/1964, pp. 41-47.
Los niños, niñas y jóvenes se convirtieron en el punto de mira de la política de “eutanasia” nazi, en caso de estar enfermos, tener una discapacidad o por su conducta social. Se formó “La Comisión del Reich para el registro científico de enfermedades graves de origen hereditario y congénito”. Era una organización tapadera que llevaba a cabo el registro de niños y niñas que sufrían determinadas enfermedades graves.
Sobre los asesinatos decidía una comisión de tres médicos: Werner Catel, Hans Heinze y Ernst Wentzler, junto a los médicos de las unidades especializadas en niños de algunos hospitales. Desde septiembre de 1939 existían miles de niños y niñas polacas cuyos padres y madres habían sido asesinados, encerrados en campos de concentración o llevados a Alemania para realizar trabajos forzados. En otoño de 1942, las autoridades que dirigían la ocupación alemana adoptaron la decisión de organizar un campo para niños, niñas y jóvenes polacos en una zona separada del gueto de Lodz.
FRITZ BAUER. JUSTICIA Y “EUTANASIA” NAZI.
Hubo voces muy críticas con el programa de eutanasia nazi. Una de las más señaladas fue la del obispo de Münster, Von Galen, que libró una lucha tenaz desde el comienzo del Tercer Reich en torno al papel de la iglesia en la “Volksgemeinschaft” nacionalsocialista y a la eutanasia nazi.
“Los acusados daban por hecho que ellos solo habían participado en el homicidio de enfermos mentales ‘sin deseos de vivir’ y que esto estaba permitido. Al cesar la culpa por esta causa, los acusados fueron declarados inocentes”. Sentencia del Tribunal de Distrito de Francfort/Meno en el proceso contra los medicos Ullrich, Bunke, Borm y Endruweit de la Operacion T4 del 23 de mayo de 1967.
Acabada la guerra, Fritz Bauer judío y superviviente al Holocausto, dio impulso al Proceso de Auschwitz en Frankfurt, en calidad de Fiscal General del Estado Federado de Hesse, no sin duras resistencias. La mayoría de los procesos contra los responsables de las matanzas de enfermos se desarrollaron tras acabar la guerra, siendo condenados los acusados a largas penas. A partir de 1948, la cuestión cambió y los procesos terminaban con condenas cada vez más cortas e incluso absolutorias. Al morir Bauer, en 1968, las investigaciones penales fueron archivadas con rapidez.
Tenemos que agradecer la implicación de CERMIN, EUNATE, ANFAS y otros colectivos que han hecho accesible el lenguaje de la exposición.
Puedes descargar los paneles de la exposición en pdf.
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