En el mes de junio de los años 2018 y 2019 se llevó a cabo la experiencia “Las botellas de la libertad” en la que en torno a 400 alumnos y alumnas cada de año pertenecientes a diversos centros educativos han recorrido la GR-225. Esta ruta enlaza el fuerte de San Cristóbal en el monte Ezkaba con Urepel y recuerda la fuga masiva de mayo de 1938 que protagonizaron 795 presos y que se saldó con dos centenares de asesinados. La actividad, que tiene prevista su continuidad en próximos cursos, consiste en una marcha por este recorrido en forma de relevos para cubrir en varias jornadas los 53 kilometros de sendero que unen el fuerte de San Cristóbal-Ezkaba con la localidad bajonavarra de Urepel, a donde llegó uno de los tres (o cuatro, según alguna hipótesis) de los fugados que lograron alcanzar la libertad.
Escolares con la pancarta que recuerda el 80 aniversario de la fuga, dispuestos a iniciar la marcha.
Utilizando el simbolismo de una botella como “testigo” (en recuerdo del llamado “Cementerio de las Botellas” en las que se enterró a 131 presos fallecidos por las duras condiciones de aquel penal) se busca reproducir y empatizar con aquella ruta dando protagonismo a la historia de varios fugados en cada edición, cuyo retrato y biografía se introduce en las botellas que pasan de mano en mano en el trayecto tras ser entregado por un familiar en la salida. De ahí su nombre de “Las botellas de la libertad”.
Al principio de la actividad, familiares de los asesinados entregan las botellas al alumnado.
En esta actividad se recorren la primera y la última etapa de la GR225. El primer día, una parte del alumnado realiza el trayecto entre el Fuerte de San Cristóbal y Olabe (13,8 km). Al día siguiente, el resto del alumnado recorre la etapa que une Sorogain y Urepel (9,8 km), donde se entregan las botellas a su alcalde. A lo largo de las etapas se ofrecen explicaciones sobre la fuga, el paso de los presos, los lugares en que fueron detenidos y asesinados…; pero también de las características medioambientales de los parajes por los que discurre. Al final de cada jornada, se realiza un sencillo acto memorial, donde cada grupo presenta la canción, el texto, la dantza… que ha preparado previamente en su centro. La actividad, en principio, está destinada a los niveles de 4º de ESO y 1º de Bachillerato en cuanto a alumnado, y está especialmente dirigida a los departamentos de Educación Física, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales y se lleva a cabo tanto en euskera como en castellano.
Botellas que serán llevadas como «testigo» hasta Urepel
La actividad está destinada a los niveles de 4º de ESO y 1º de Bachillerato y está especialmente dirigida a los departamentos de Educación Física, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales. Se lleva a cabo tanto en euskera como en castellano.
En la edición de 2018 participaron más de 400 alumnos y alumnas de los institutos de Altsasu, Iturrama, Mendillorri y Eunate en la primera jornada y de Garralda, Askatasuna, Zizur y Ochoa de Olza en la segunda. La de 2019 tuvo un número similar de participantes de los institutos de Altsasu, Ochoa de Olza y Zizur el primer día y de Iturrama, Askatasuna, Mendillorri y Estella el segundo.
La consejera Ana Ollo interviene en el homenaje realizado en la fosa de Olabe.
Esta experiencia cuenta con la colaboración de la Federación Navarra de Montaña, guardas forestales del Departamento de Medio Ambiente, familiares de los fugados y otras personas voluntarias que colaboran con el Instituto Navarro de la Memoria, organizador de la actividad, dentro del programa “Escuelas con Memoria”.
«Las botellas de la libertad». El documental
Recursos para descargar y enlaces.
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