- Ubicación: Carretera NA-150, entre los km 5 y 6, dirección Aoiz.
- Nº de individuos: 6
- Origen: Desconocido.
- Fecha de asesinato: Agosto y septiembre de 1936.
- Fecha de exhumación: 26/09/2018.
El Ayuntamiento del Valle de Egüés y Josetxo Arbizu recabaron información sobre la existencia de posibles fosas en el término municipal del Valle. Así se conoció que entre Ibiricu y Echálaz, en las zonas próximas al río Urbi, podrían localizarse algunas. Ya en febrero de 1979 se había exhumado una fosa en la que se encontraba inhumada una vecina de Caparroso. La búsqueda de nuevas fosas resultó positiva cuando se hallaron varias próximas entre sí, en la propia ribera del río, en septiembre de 2018.
Se trata de tres fosas individuales y una fosa triple, dispuestas en una banda longitudinal. Los seis cráneos analizados presentan lesiones por disparo de arma de fuego en la cabeza.
A la exhumación realizada el 26 de septiembre de 2018 asistió alumnado del IES Mendillorri. Así nos cuenta su experiencia Irati Casado Medrano, alumna de 4º de ESO.
“Cuando llegamos al lugar, estaba emocionada. Era la primera vez que veía algo así. Nunca había presenciado nada parecido, ni en la televisión, ni en un periódico. Tan solo los cuerpos ficticios que aparecen en CSI y en este tipo de programas, pero nunca de verdad. En pocos instantes, cuando vi los cuerpos, mis emociones dieron un vuelco. No daba crédito. Se trataba de los esqueletos de seis personas, y poco tenían que ver con los cadáveres que muestran en las series de televisión policíacas, sino que eran de verdad. Los más ancianos comenzaron a relatar lo que habían visto cuando eran pequeños; una vez más quedé estupefacta: decían que, cuando tenían tan solo cinco años, habían visto los cuerpos de seis personas tendidos en el suelo. Cuando nos pidieron que diésemos una vuelta para ver bien los cuerpos, empecé a cavilar sobre cómo sería la vida durante aquellos años. Me generaba respeto el hecho de ver los cuerpos allí enterrados, pero a la vez sentí lástima, cuando pensé en todo lo que habrían pasado sus familiares. El hecho de saber o de ver cómo se llevan a un miembro de la familia, y, a partir de ahí, no volver a tener noticias, suponer que estaría muerto, tuvo que ser realmente difícil y doloroso. Llegué a sentir hasta rabia por las personas que lo hicieron. Cómo pudieron matar a una persona, esconder su cadáver y no decir nada a su familia sobre su paradero. Me generan un gran enfado las cosas que se hicieron por aquel entonces, matar a una persona por no tener la misma ideología que tú. Espero que puedan identificar a sus familiares y que puedan ofrecerles una despedida más digna”.
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