- Ubicación: Bordas de Iruzkun (Ollacarizqueta).
- Nº de individuos: 20.
- Origen: Sacas de la cárcel de Pamplona y del penal de San Cristóbal
- Fecha asesinato: noviembre de 1936
- Fecha de exhumación: 30/09/2019 y 01/10/2019.
La información fue aportada por Orreaga Oskotz, de la asociación Areka. En ella se recogía el testimonio de Félix Echalecu, vecino de Ollacarizqueta, quien en 1936, con 17 años, fue obligado a cavar una fosa en las bordas de Iruzkun y al día siguiente fue testigo del asesinato de 17 personas. José Díaz Fernández, que fuera secretario de Sartaguda entre 1928 y 1936 y estaba preso en San Cristóbal pero se libró de la saca, informó que 16 personas de Sartaguda habían sido asesinados por requetés y enterrados en este paraje. Esta información permitió a sus familiares exhumar sus restos el 5 de enero de 1979.
Orreaga Oskotz se puso en contacto con Lucía Moreno Garatea y su hermana, vecinas de Sartaguda que estuvieron presentes en la exhumación de 1979. Gracias a ellas conoció el testimonio de la pastora Plácida Ibero que el 17 de noviembre de 1936, con 9 años de edad, fue testigo del asesinato de los 17 vecinos de ese pueblo. Las hermanas Moreno también le contaron que cuando sacaron a sus familiares, dejaron más restos en otras fosas colindantes a las que ellos habían excavado. Pero como ellos ya habían sacado a los suyos y desconocían de qué pueblo pudieran ser, decidieron no intervenir a pesar de los indicios.
En la exhumación, realizada los días 30 de septiembre y 1 de octubre de 2019 estuvieron presentes alumnos y alumnas del IES de Zizur.
Testimonio de Félix Echalecu recogido por Mª Amor Beguiristáin: «El alcalde, don Pedro Vidart (una buena persona) tenía orden del gobernador militar de que hiciéramos una fosa en Iruzkun, entre dos bordas que hay allí. En un día, entre dos viejos y yo que tenía 17 años, hicimos una fosa de unos 100 metros de larga por 0,60 de ancha y un metro de profundidad. Terminamos, vienen los requetés de Pamplona, lo dieron por bueno y dicen: “mañana vamos a traer a los primeros, procura no estar aquí». Voy a casa, les conté a mis padres. Al día siguiente, nosotros estábamos segando y aparecieron dos coches primero, con bandera nacional, y una camioneta con toldo. Mi padre y mis hermanas se apartaron, yo me quedé, y vi los fusilamientos. Aquel día trajeron diecisiete esposados de dos en dos, los metieron como a corderos en la primera borda, la borda Roncal. Los sacaron ya sin atar; en la parte izquierda de la fosa, un pistolero le pegaba un tiro en el corazón y caía; en la parte derecha el segundo pistolero le pegaba un tiro de gracia. Los echaban a la fosa medio tiesos, de pies, para que cogerían más…No lo olvidaré mientras viva»…. (Se sumerge en un profundo silencio).
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