Exhumaciones tempranas en Navarra
Hace cuarenta años, cientos de familias navarras decidieron que ya habían esperado demasiado. Pasados tres años de la muerte del dictador ya habían comprobado que la búsqueda de sus familiares víctimas de la represión no estaba en la agenda de la nueva etapa política. Y decidieron actuar. Comenzó así una intensa actividad de reuniones, organización, gestiones, que culminó con la exhumación de más de 2.000 víctimas y con decenas de homenajes públicos en su recuerdo y reivindicación. A la memoria de aquel esfuerzo colectivo se dedica esta exposición.
LA REPRESIÓN
El golpe militar de julio de 1936 triunfó rápidamente en Navarra, uno de los lugares clave en que se organizó bajo la dirección del general Mola. Aunque en Navarra no hubo frente de guerra, los sublevados desataron una enorme ola de violencia que aterrorizó a quienes fueron señalados como enemigos: republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas y nacionalistas vascos, causando más de 3.000 muertes y desapariciones forzadas. A las miles de personas asesinadas y represaliadas, y a sus familias, se les negó consciente y planificadamente el derecho a un enterramiento digno. Se las enterró en fosas clandestinas, simas y cunetas, sin ningún elemento que las recordara. El largo silencio y el miedo que impuso la dictadura han hecho que la memoria de algunas ubicaciones se haya perdido y sea realmente difícil poderlas localizar.
LAS EXHUMACIONES TEMPRANAS EN NAVARRA
Con la muerte de Franco se inició la transición política. La memoria de los asesinatos y desapariciones forzadas quedó excluida del debate político, envuelta bajo un manto de silencio institucional. Así, se realizaron exhumaciones allí donde familiares y allegados las impulsaron. Navarra fue pionera en este proceso colectivo de exhumaciones y, en general, de recuperación de la memoria de las personas asesinadas en el 36, gracias al intenso compromiso de las familias.
Una vez recuperados los restos, se celebraron funerales en cada pueblo. Multitudinarios cortejos con los restos de las personas exhumadas atravesaban la localidad y se dirigían al cementerio. Allí eran inhumados en los panteones republicanos que se erigieron, y en los que se instalaron placas conmemorativas con el listado de todas las víctimas.
UNA TAREA QUE SIGUE ABIERTA
A comienzos del siglo XXI el proceso de exhumaciones recibió un nuevo impulso gracias a las asociaciones de familiares de fusilados. Después de algunas prospecciones fallidas, la primera exhumación de esta nueva etapa tuvo lugar en Fustiñana en 2005, a iniciativa de AFFNA36. A lo largo de los siguientes años se impulsaron nuevas exhumaciones por parte de varias asociaciones e investigadores.
En la actualidad, recogiendo el compromiso de familias y asociaciones, son las instituciones navarras las que impulsan las exhumaciones, en este caso a través de la firma de un convenio entre el Gobierno de Navarra y la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Los restos recuperados en las exhumaciones se estudian en el laboratorio y una muestra de los mismos se remite al Banco de ADN de Gobierno de Navarra.
Descarga el catálogo de la exposición en formato pdf.
TEXTOS Y COORDINACIÓN: César Layana, José Miguel Gastón.
FOTOGRAFÍAS: Instituto Navarro de la Memoria.
Fondos: Hermanas Aguirre, Josefina Campos, Luis Miguel Escudero,
Sebastián Galarreta, Edurne Garde, Heraclio Jiménez, Lucía Moreno, Mª Carmen Moreno, Emilio Ruiz, Emilia Salvatierra.
Archivo Municipal de Pamplona: Fondo Arazuri.
Altaffaylla Kultur Taldea, Txinparta, Clemente Bernard, Unai Beroiz, Patxi Cascante, Iñaki Porto. Mauro Saravia (Fotografías de testimonios)
Últimos comentarios